Ya tenéis aquí el primer programa de Navajazos por un chándal.
En este programa vais a conocer el proyecto, a nuestros colaboradores y sus secciones. Tratamos la cuestión de los medios de comunicación libres y comunitarios. Y además hablamos de las denuncias que nuestra radio ha recibido por parte de AGEDI, para lo que contamos con la presencia de Natalia Carlón, directora y presentadora del 548, programa que podéis escuchar todos los lunes a las 20:00h en Onda Expansiva, y con una entrevista telefónica a Rafa Marcos de Radio Kras, Gijón, a la que la SGAE ha retirado su demanda.
Todo esto con la mejor música y con la primera recomendación audiovisual de Raquel, que nos habla de la serie Black Mirror. Y respuesta a Cantalapiedra, una concejala de (in)Cultura.
Os dejamos también la playlist del programa:
- Navajazos por un chándal - El último ke zierre
- Una llamada a la acción - Señor Chinarro
- S.G.A.E. (se vende moto) - The Kagas
- Vårens Första Dag - Laleh
- He vuelto - Astrud
Aunque
hace ya dos días que resucitó el Señor vuestro Dios, e intento que no me afecte
demasiado el hecho de que la semana pasada fuese Santa, a pesar de que en este
beato país todas las fiestas y períodos vacacionales vienen marcados por los
períodos litúrgicos, me veo en la obligación de responder a aquellos que pese a
llevar al crucificado por bandera no terminan de comprender aquello de al César
lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Mercedes
Cantalapiedra, la concejala de cultura del ayuntamiento de Valladolid, no sé en
calidad de qué, si por concejala, si por cultura, si por católica, o si por
mujer, pronunció el pasado sábado un hilarante discurso en el, por lo que se
ve, tradicional acto del Ofrecimiento de los Dolores en la iglesia de la Vera
Cruz; iglesia, por cierto, que alberga las que en mi opinión son las mejores
tallas del s. XVII, así que no las busquéis ingenuamente en el Museo Nacional
de Escultura.
Mercedes,
corazón, no diré nada de lo ridículo que me resulta escuchar cómo te diriges a
las figuras de la Virgen y Dios como madre y padre; asumo que quizás embargada
por la emoción del momento no supiste distinguir entre tus creencias personales
y tu papel de concejala, aunque claro, por concejala, qué pintabas allí. Me
conformo con que no insultes a la ciudadanía a la que se supone que
representas.
Ahora
resulta que se gestionan los ayuntamientos pidiendo en las iglesias. O bueno,
que vuestra poca vergüenza ha llegado al extremo de pedir en las iglesias lo
que sois incapaces de gestionar con vuestros gobiernos y rogáis a vuestros
líderes espirituales que nos den paciencia para sobrellevar lo que vosotros
habéis provocado… Y la palabra de tu dios bastará quizás para sanar tu
conciencia, si es que tienes, pero no para darme a mí de comer… Pero no sufro,
pedirle a las mantillas que arreglen lo que no hacéis en los despachos es ya
muy habitual en tu partido...
Así
que estoy de acuerdo con tus palabras, todo no vale; pero quien demostró no tener
sentido del ridículo, ni pudor fue usted hablando del papel de la mujer: pretende que las mujeres se reflejen en los valores de
virginidad y pureza para reafirmar la fe en sí mismas, y además, nos pide que
sin aspavientos ni histerias, tócate el higo Merceditas, pongamos en valor la
feminididad. Señora Cantalapiedra, si no fuera porque empezó diciendo usted que
el papel que le corresponde a la mujer en la sociedad es el de la igualdad
efectiva y real con el hombre, pensaría que me está pidiendo que tenga la
comida preparada para cuando mi marido regrese del trabajo, que me prepare y
retoque el maquillaje o me coloque una cinta en el pelo porque tras su duro día
de trabajo quizá necesite un poco de ánimo, que minimice cualquier ruido, que
demuestre mi deseo por complacerle, que debo tener un aspecto inmejorable antes
de ir a la cama... Y no querría seguir que va a parecer que estoy enumerando
algunos de los principios básicos de la Sección femenina de Falange.
De hecho, ningún sentido tiene haberlo mentado, cuando ha
manifestado que su ideal de familia es integradora, diversa y acogedora, y ya
me imagino la cantidad de familias de bollos, maricas, trans, o de un solo
miembro que sobrevolaban su cabeza al pensarlo. ¡Qué derroche de tolerancia!
Un último apunte, por terminar, ustedes no nos transmiten a
los jóvenes una valoración derrotista de nuestro futuro inmediato; ustedes
están robándonos el futuro y están robándonos el presente. Pero no tema, que no
estamos perdidos y desorientados como cree, sabemos perfectamente contra quién
tenemos que disparar. Usted siga rezando, que nosotros estaremos con el mazo
dando.
Virginia Hernández