miércoles, 12 de junio de 2013

Violencia y lenguaje inclusivo

En este penúltimo programa Andrea nos invita a reflexionar para entender qué es la violencia y qué estamos entendiendo actualmente por violencia.

También debatimos sobre diversas cuestiones del lenguaje inclusivo, ¿hacia dónde tenemos que caminar? ¿Es el lenguaje reflejo de la realidad? ¿Debemos cambiar nuestra forma de pensar antes que el lenguaje que la verbaliza?

Raquel nos dice que no leamos Nubosidad variable, aunque ella lo relee cada poco...

Editorial de la alegría y la siguiente playlist:

  • Música de ascensores - Love of lesbian
  • Zierzo - Mallacán
  • Arroba - Def con dos
  • Cunnilingus post mortem - Mamá Ladilla
  • Quiéreme doctor - Chico y Chica


Y aquí el podcast con el editorial:






A veces se nos olvida vivir. Existimos, sí, pero en la carrera incesante de la consecución de objetivos. Existimos y por lo tanto hacemos otras muchas cosas, pero no trabajamos, estudiamos, luchamos, comemos, leemos, mientras vivimos.

El recién llegado calor ha debido alimentar mi espíritu y me he dado cuenta de que, aunque es cierto que pudiera parecer obsceno, hay motivos para sonreír.

Por si no me entendéis, decía Benedetti que vivió luchando, que huyó de su país tras el golpe de Estado de 1973, que vivió exiliado lejos de su familia, que hay que

Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina 
de la miseria y los miserables 
de las ausencias transitorias 
y las definitivas 

defender la alegría como un principio 
defenderla del pasmo y las pesadillas 
de los neutrales y de los neutrones 
de las dulces infamias 
y los graves diagnósticos 

defender la alegría como una bandera 
defenderla del rayo y la melancolía 
de los ingenuos y de los canallas 
de la retórica y los paros cardiacos 
de las endemias y las academias 

defender la alegría como un destino 
defenderla del fuego y de los bomberos 
de los suicidas y los homicidas 
de las vacaciones y del agobio 
de la obligación de estar alegres 

defender la alegría como una certeza 
defenderla del óxido y la roña 
de la famosa pátina del tiempo 
del relente y del oportunismo 
de los proxenetas de la risa 

defender la alegría como un derecho 
defenderla de dios y del invierno 
de las mayúsculas y de la muerte 
de los apellidos y las lástimas 
del azar 
y también de la alegría.


Quiero decir que el mundo puede irse a la mierda, pero nos queda la alegría, nos quedan los amigos, la familia, nos quedan brazos donde refugiarnos… Nos quedan los paseos al sol, con los que de paso descubrir publicidad de hospitales privados en las marquesinas de los autobuses… Nos quedan los besos. Nos queda como decía mi admirado Benedetti, la alegría como trinchera.

La derrota es limitarnos a existir. La derrota es defraudar nuestra propia trascendencia.


Virginia Hernández

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