Raquel nos invita a leer Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino. Y Andrea Guía exprés del hombre igualitario, en un intento de ser un poco menos pesimista en su sección.
Al hilo del editorial, tenemos que señalar que la revista Mongolia ha emitido ya un comunicado disculpándose (...). Concluimos que retrato premonitorio de mongoles y lectores (no todos por fortuna) el de nuestro inicio de programa. ¡Qué penita!
Y ahí va la playlist del programa:
- Robo tu tiempo - Triángulo de amor bizarro
- Language - Maika Makovski
- Mamá no quiero ir al colegio - Klaus & Kinski
- Esperant - Obrint Pas
- El alma y el cuerpo - Bomba Estéreo
Y el podcast con el editorial:
Me
estoy leyendo el Libro rojo de Mongolia,
y diréis, qué me importa. Me estoy leyendo su libro, les sigo en Facebook, en
Twitter, me gusta leer su revista si la pillo libre en el algún bar, fui a su
presentación en el Beluga aquí en Valladolid… Y supongo que sigue sin
importaros.
La
cuestión es que una persona cuyo sexo desconozco sugirió a los autores de la
revista que escribieran en femenino, considerando que dicha revista rezuma
machismo. Y no voy a opinar, no es lo que quiero, sobre si estoy de acuerdo o
no con la persona remitente de la información; lo que quiero es haceros
conocedores de la respuesta de los mongoles.
Supongo
que su intención no era tanto ofender como seguir haciendo sátira de todo. Pero
es que una se cansa de constatar que muchos de los hombres con los que va en el
barco, y si especifico hombres es porque no me suele pasar con mujeres, no son
compañeros, sino heterotroles incapaces de superar su educación
heterfalopatriarcal que en última instancia, si no en primera, acaban viéndote
como susceptible de ser ligada, como un desperdicio si eres lesbiana guapa y de
buen rollo pero con el culo apretado si eres gay.
Y
sé que ahora mismo todo a mi alrededor son acusaciones de demagogia, y ni
vosotros heterotroles de la izquierda, ni los mongoles os sentís identificados con
el adjetivo machista, porque tuitear “feministas tontorronas nos amenazan de
muerte. Bien, pero primero que nos limpien la casa”, sigue formando parte de
ese humor vuestro, podríamos decir, ácido, si queréis, aunque a mí me parezca
que os habéis quedado más bien en el calificativo casposo.
No
sé, pero el pasado día de la madre no había más que utensilios de cocina en los
escaparates, hay ministros que comparan abortar con ETA, un juez de Zaragoza
acaba de dar la custodia de una niña al asesino de su madre… Una tiene ya hasta
asumido que los sectores más reaccionarios de la sociedad la llamarán feminazi,
igual que otras veces toca perroflauta, ETA, o nazi a secas, por querer
reivindicar la igualdad a la que como ser humano tengo derecho. Pero claro,
cuando son tus compañeros de lucha los que te piden que les limpies la casa,
por muy broma que sea, te dan ganas de quedarte sola con tus santos ovarios y
mandarles a una isla desierta a ver si se extinguen y tienen razones de verdad
para llamarme feminazi… Ellos, que como hablaban de desahucios y aborto libre en
su medio alternativo se habían ganado casi casi todo mi respeto… ¡Qué
desilusión!
Virginia Hernández
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